El Covid-19 y la Economía Mundial

La pandemia de COVID-19 se ha extendido a una velocidad alarmante, infectando a millones y paralizando la actividad económica mundial.
El daño económico ya se ha hecho evidente representando el mayor impacto económico que el mundo ha visto en décadas.
Perspectivas económicas de la última mitad del 2020
Las perspectivas económicas mundiales de junio de 2020 describen tanto las perspectivas inmediatas como a corto plazo del impacto de la pandemia y el daño a largo plazo que ha causado a las perspectivas de crecimiento.
A corto plazo, se espera una contracción del 5,2% del PIB mundial en 2020, a pesar de los extraordinarios esfuerzos de los gobiernos para contrarrestar la recesión con apoyo de la política fiscal y monetaria.
A largo plazo, se espera que las profundas recesiones desencadenadas por la pandemia dejen cicatrices duraderas debido a una menor inversión, una erosión del capital humano debido a la pérdida de trabajo y educación, y la fragmentación del comercio mundial y los vínculos de suministro.
La crisis pone de relieve la necesidad de adoptar medidas urgentes para amortiguar las consecuencias económicas y de salud de la pandemia, proteger a las poblaciones vulnerables y preparar el escenario para una recuperación duradera.
Contracción histórica de la renta per cápita
Cada región está sujeta a degradaciones sustanciales del crecimiento. El este de Asia y el Pacífico crecerá un escaso 0,5%. El sur de Asia se contraerá un 2,7%, África subsahariana un 2,8%, Oriente Medio y norte de África un 4,2%, Europa y Asia central un 4,7% y América Latina un 7,2%.
Se espera que estas recesiones reviertan años de progreso hacia los objetivos de desarrollo y vuelvan a llevar a decenas de millones de personas a la pobreza extrema.
Habrá una gran recesión en la mayoría de las industrias
Las economías de mercados emergentes y en desarrollo se verán afectadas por vientos económicos en contra de múltiples sectores: presión sobre los débiles sistemas de atención médica, pérdida de comercio y turismo, disminución de las remesas, flujos de capital moderados y condiciones financieras difíciles en medio de una deuda creciente.
La pandemia y los esfuerzos para contenerla han provocado un colapso sin precedentes en la demanda de petróleo y un colapso de los precios del petróleo. También se ha desplomado la demanda de metales y productos básicos relacionados con el transporte, como el caucho y el platino, que se utilizan para piezas de vehículos.
Sin embargo, algunos sectores comerciales se han mantenido trabajando, como el caso de los cerrajeros, quienes han decidido mantenerse activos ante cualquier urgencia.
Si bien los mercados agrícolas están bien abastecidos a nivel mundial, las restricciones comerciales y las interrupciones de la cadena de suministro aún podrían plantear problemas de seguridad alimentaria en algunos lugares.
Observar la velocidad con la que la crisis se ha apoderado de la economía mundial puede proporcionar una pista de cuán profunda será la recesión. El fuerte ritmo de las previsiones de crecimiento global a la baja apunta a la posibilidad de nuevas revisiones a la baja y la necesidad de acciones adicionales por parte de los responsables políticos en los próximos meses para apoyar la actividad económica.
Frente a esta inquietante perspectiva, la prioridad inmediata para los responsables políticos es abordar la crisis de salud y contener el daño económico a corto plazo.